martes, 31 de marzo de 2020

La Rambla de Tarragona a principios del siglo XX.




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Hace unos días comentábamos lo que debía significar para los excursionistas y forasteros, de principios del pasado siglo, subir a aquel pueblecito de la cima de la montaña que permanecía anclado en el pasado. Pero la misma sensación debían experimentar los habitantes de La Mussara cuando bajaban a las poblaciones y ciudades de la falda de la montaña. Para ellos debería resultar un cambio fabuloso salir de su pequeña aldea montañera y llegar a ciudades como Reus o Tarragona. Urbes en las que ya se empezaba a contar con avances como el teléfono, la electricidad y que por sus calles circulaban ya los primeros automóviles. Para aquellos habitantes de La Mussara bajar a la ciudad era lo más parecido a viajar al futuro.

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