Hoy en día disponer de hielo es tan sencillo como abrir la
puerta de un congelador y tenerlo al alcance de la mano, pero en los siglos
pasados el ser humano no gozaba de estas comodidades. Las personas de la
antigüedad tuvieron que ingeniárselas para aprender técnicas que les
permitieran poder disponer de hielo durante todo el año. Fue así como se empezaron a construir los
pozos de hielo o pozos de nieve. Los pretéritos
habitantes de la Mussara podrían explicarnos muy bien cómo se conseguía
dominar el arte de la producción de hielo.
A finales del siglo XVII, principios del siglo XVIII, la
necesidad de disponer de hielo durante todo el año en los pueblos y ciudades
del campo de Tarragona era cada vez mayor. El hielo era de gran utilidad para
conservar toda clase de alimentos, para uso sanitario (tratar quemaduras,
contusiones...) o sencillamente para producir helados o bebidas refrescantes en
los calurosos meses de verano. Atendiendo a esta creciente demanda de hielo
algunos ‘emprendedores’ de la época decidieron empezar a construir por las
montañas los denominados pozos de hielo. En la Mussara se tiene constancia de
dos de ellos, uno situado a unos 800 metros del núcleo principal de población,
en el denominado ‘Mas del Pou’, el otro
pozo se encuentra localizado un poco más alejado del pueblo, situado en el ‘Mas
d’en Grau’. En el artículo de hoy me centraré en el pozo que está más cerca del
centro del pueblo.
Se cree, por diferentes documentos de la época, que el pozo
fue construido en algún punto de la línea temporal situado entre finales del
siglo XVII y el siglo XVIII. Los escritos
indican que fue ordenado construir por una familia adinerada de Prades que se
dedicaba al negocio del hielo. Para la ubicación de la construcción del pozo
era de vital importancia encontrar un lugar en el que las condiciones
climatológicas fueran propicias para generar la materia prima a la que estaba
dedicado el negocio. El viejo pueblo de la Mussara era un lugar idóneo para la construcción
del pozo. Normalmente cada año se producían varias nevadas copiosas que
permitían poder recoger la nieve y almacenarla en el pozo, además la altitud a
la que está situado el pueblo les ofrecía unas temperaturas frías que les
garantizaban una mejor conservación del producto. Pero para la ubicación del pozo
no eran sólo importantes los factores atmosféricos o climatológicos, también
debía tenerse en cuenta un condicionante importante, el suelo. El núcleo
principal del pueblo de La Mussara está situado en una zona de roca caliza por
lo que en aquella época, en la que no se disponía de maquinaria para realizar excavaciones,
y por lo tanto se tenían que llevar a cabo a ‘pico y pala’, era necesario
encontrar un terreno libre de rocas y con un subsuelo más blando a fin de
facilitar las tareas de excavación del agujero del pozo. A unos 800 metros del
pueblo el terreno ofrecía estas características y la excavación de un pozo
resultaba mucho más sencilla, además el lugar elegido contaba también con los
siguientes factores de gran importancia para conseguir que la producción de hielo
estuviera garantizada y fuera llevada a buen puerto. Las principales
características que ofrecía el lugar elegido eran las siguientes:
- Terreno de suelo y subsuelo arcilloso que facilitaba la excavación y construcción del pozo.
- Proximidad al núcleo de población que garantizaba poder disponer de mano de obra cuando fuera necesaria a la hora de recoger la nieve, transportarla al pozo, manufacturarla, almacenarla y, por último, transportarla a los pueblos y ciudades del ‘Camp de Tarragona’ donde fuera requerida.
- Grandes zonas limítrofes al pozo de explanadas con algo de depresión que garantizaban grandes acumulaciones de nieve cuando se producían las nevadas.
- La altitud necesaria para que la temperatura fuera fresca en los meses de de primavera y verano lo que, unido a la arquitectura del pozo, facilitaba la conservación de los bloques de hielo almacenados en su interior.
Una vez localizado el punto que proporcionaba todas estas
características se procedió a la construcción del pozo. Según las diferentes descripciones
encontradas, y las características de otros pozos de nieve, la construcción
tenía aproximadamente unas dimensiones de 8-10 metros de profundidad por otros 6-8 metros de diámetro. Estaba
construido por bloques de piedra. En la parte superior disponía de una cúpula semiesférica
que le proporcionaba la protección
necesaria para resguardar el hielo, que se almacenaba en su interior, de
las condiciones atmosféricas del exterior y a su vez contribuir a la
conservación de las temperaturas bajas que el propio hielo proporcionaba en el interior
del pozo. En la parte superior disponía de un conjunto de vigas en las que se
situaba alguna especie de roldana para poder elevar la mercancía hasta la
obertura situada en la cúpula superior. No se sabe con total seguridad (por el paso del tiempo, la erosión, la maleza vegetal y las ruinas de la propia
estructura) si en su día el pozo disponía en algún punto de su interior con un
pequeño túnel que lo conectaba a la masía adyacente, pero si se tiene en cuenta algunas
descripciones y los modelos de construcción de otros pozos de la época es
posible que contara con un túnel subterráneo, ya que de esta manera resultaba mucho más sencillo acceder a la parte inferior del pozo con la mercancía
(hielo) para ir apilándola de forma ordenada.
A la vez que se procedió a la construcción de la estructura
del pozo también se construyó al lado una masía destinada a albergar a las
personas encargadas de la explotación del pozo, los animales necesarios para
los trabajos y las herramientas y aparejos precisos para las labores de recogida,
almacenamiento, conservación y distribución del hielo.
En la segunda parte de este artículo procederé a tratar de
describir, siempre según la información que existe y algo de imaginación,
cómo era el proceso de trabajo que
llevaba consigo la ‘industria’ del hielo que existía en el antiguo pueblo de la
Mussara.
Continuará...